La Legionella representa un riesgo muy real para la salud de los españoles, habiéndose disparado los casos de legionelosis en España desde 2016. La bacteria causante de la enfermedad se encuentra en el agua de manera artificial o natural, y es el aumento de la temperatura lo que favorece un incremento de casos durante estas fechas.
Las personas infectadas por Legionella presentan síntomas similares de infección a los provocados por COVID-19, lo que dificulta aún más su tratamiento y diagnóstico. Así, la sintomatología se expresa a través de fiebre o escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolores musculares y corporales, dolor de cabeza, dolor de garganta y diarrea. Igualmente, la población de riesgo es muy similar a la del virus, afectando sobre todo a adultos mayores y personas con patologías cardíacas, pulmonares, diabetes o inmunodeficiencias.
La principal diferencia entre la legionela y COVID-19 es que la legionela es una bacteria y el COVID-19 es un virus, no obstante, se encuentran muchas similitudes entre las sintomatologías que presentan el desarrollo de ambas enfermedades.
Existen 48 tipos de Legionella, siendo la más conocida la Legionella pneumophila, que provoca una neumonía con fiebre alta y que es responsable de más de 1.500 casos anuales en España.
La bacteria tiene una presencia inevitable en el sistema de distribución del agua, que tiene una amplia evolución y cuyo ciclo de desarrollo dimórfico le ha permitido adaptarse, especializarse y sobrevivir manteniendo su virulencia durante años.
Varios expertos en la materia han comunicado la importancia de que los titulares de las instalaciones de riesgo esenciales que estén funcionando durante la duración de la pandemia adopten las medidas necesarias para prevenir y controlar, de acuerdo a la legislación vigente, la proliferación de la Legionella, teniendo en cuenta, además, que las altas temperaturas es uno de los factores que favorecen la proliferación de la bacteria.
Por otra parte, los proveedores implicados en el mantenimiento higiénico-sanitario de las instalaciones han de adoptar las medidas necesarias para mantener la prestación de los servicios esenciales.
Antes de volver a poner en funcionamiento las instalaciones será necesario realizar, en todos los casos, un tratamiento de limpieza y desinfección, y realizar los controles analíticos correspondientes pasados quince días, para comprobar que la instalación esté saneada.
La peligrosidad de la Legionella y su tremenda adaptabilidad y virulencia, su sintomatología común con la COVID-19 y la necesidad de destinar mayores recursos a la investigación de la bacteria y enfermedad, son los elementos que los expertos señalan como fundamentales en estos momentos.
Si quieres conocer más en profundidad de forma teórica y práctica todos lo necesario para poder trabajar como un profesional del mantenimiento de instalaciones contacta con nosotros y te daremos toda la información necesaria para poder reservar tu plaza en nuestro curso de MANTENIMIENTO DE INSTALACIONES CON RIESGO DE LEGIONELOSIS.