La bioconstrucción se presenta como una alternativa ecológica a la edificación, que intenta respetar al medioambiente en todas sus facetas, teniendo las energías renovables como punto fundamental, y empleando materiales no contaminantes.
La arquitectura sostenible o bioconstrucción es una tendencia relativamente reciente en el ámbito de la construcción, que trata de relacionar de un modo armónico las aplicaciones tecnológicas, los aspectos funcionales y estéticos, y la vinculación con el entorno natural o urbano de la vivienda. Nace por la preocupación social y mediática que han generado los cambios climáticos y la desaparición de recursos naturales. El objetivo es que se logre un hábitat que responda a las necesidades humanas en condiciones saludables, sostenibles e integradoras.
La orientación de la vivienda es fundamental en estos proyectos, pues es primordial aprovechar al máximo la energía del sol. Se trabaja una orientación hacia el sur, que optimizando así la entrada de la radiación solar en invierno y la limitándola en verano.
Las casas construidas bajo estos estándares generan su propia energía eléctrica, mediante paneles fotovoltaicos o a través de energía eólica. También es recomendable instalar calentadores solares para el agua caliente y la calefacción.
Los materiales empleados en la construcción serán los que no contaminen y puedan reutilizarse o reintegrarse en el entorno sin degradarlo. Se evitarán los materiales que contengan asbesto, cementos con alto contenido en metales pesados, poliuretano, PVC, pinturas o barnices derivados del petróleo, o cloro. Las opciones más usadas son tierra, piedra, barro, paja, arcilla, fibras vegetales, madera gestionada de forma sostenible y reciclada, azulejos, cristal, estucados de cal, morteros de cal, pinturas a base de aceites minerales y pigmentos naturales, protectores de madera como las ceras y aceites, mallazos de junco, bambú, y hasta sacos de arena. Para el aislamiento se utilizan materiales como el corcho, la arcilla, la celulosa, las fibras vegetales, el caucho, el cáñamo, la madera, el lino, las fibras de coco, la paja, la lana o el algodón. También se emplean materiales artificiales como el polipropileno.
Otra recomendación acerca de este tipo de edificaciones es que contengan doble acristalamiento para lograr un buen aislamiento tanto térmico como acústico.
Lo mejor de este tipo de construcciones es que su precio no es superior al de una construcción convencional, y dependiendo de los materiales elegidos puede resultar hasta más barata. Además presenta un ahorro posterior en gasto energético, agua y otros.
Terminamos con un ejemplo de construcción sostenible en este enlace.